No puede ser verdad... ¿En serio que esto ya se acabó? ¿Es posible que todo lo que hemos tenido se quede en nada? Pasan los días y no me hago a la idea de no volver a vernos. Seguro que regresará...
¿Has dejado o te han dejado alguna vez?
Si es así seguramente habrás experimentado sensaciones diversas en función de la etapa en la que te encuentres.
El duelo es un proceso natural, necesario para elaborar cualquier tipo de pérdida y se compone de varias etapas. Estas etapas no se dan en un orden determinado sino que se transita por unas u otras dependiendo del proceso particular de cada uno hasta que finalmente se acaba por aceptar la situación.
El duelo que se activa frente a un ruptura sentimental tiene algunos matices diferentes respecto al que se activa frente a un fallecimiento. A la hora de asimilar la muerte de alguien querido impera el principio de realidad de no depositar energías en imposibles porque su ausencia es irremediable. Con la ruptura de pareja se añade la complejidad de que el otro sigue vivo la cual cosa a veces dificulta poder asumir lo definitivo de la ruptura, sembrando falsas esperanzas de recuperar el vínculo.
En relación a ello, las imágenes de hoy representan una etapa inicial dentro de una separación, especialmente cuando ésta no es esperada o deseada. En estos casos es probable que los primeros días vengan acompañados por la dificultad de aceptar lo ocurrido, como si estuviéramos en un estado de shock. En términos psicológicos estaríamos hablando de una etapa de NEGACIÓN.
"Dicen que no tengo duelo, llorona, porque no me ven llorar. Hay muertos que no hacen ruido, llorona, y es más triste su penar" (Chavela Vargas)
¿Qué indicadores dentro del duelo nos dan a ver estamos frente a una fase de negación?
Sensación de incredulidad ante lo que ocurre: "esto no me puede estar pasando a mi", " lo que me ha dicho no puede ser cierto", "es imposible que la relación acabe aquí". El hecho de negar la situación responde a un mecanismo de defensa que sirve temporalmente para sosegar el dolor que ello comporta.
Bloqueo emocional frente a la resistencia a asumir este nuevo escenario. Incluso puede vivirse en forma de embotamiento afectivo, es decir, con una aparente insensibilidad que de cara afuera parece que la persona lo puede estar llevando bien pero internamente está profundamente afectada aunque no se haga visible o todavía no pueda hacerse consciente.
El recuerdo y el anhelo por la pareja aparece de forma constante. Son comunes los pensamiento recursivos, las incesantes preguntas mentales, la búsqueda de explicaciones, etc.
Las emociones que aparecen irrumpen de forma intensa: es común conectar con altos estados de tristeza, impotencia, desesperación, ansiedad, etc.
¿Qué ayuda a elaborar el duelo de forma saludable?
En el post de hoy os dejo uno de los consejos:
Dejarse ayudar Una separación siempre es un momento duro y delicado y es conveniente elegir bien a las personas con quien compartir estas sensaciones para asegurar que no van a echar más leña al fuego y te acompañarán sin juicio procurando alimentar las partes sanas que ayuden a digerir la situación de forma serena. El apoyo de los amigos y familiares es imprescindible para transitar este proceso de duelo y recuperarse. Así que es importante recibir la ayuda que te ofrecen y pedirla cuando lo necesitas. A veces ocurre que la gente que te rodea quiere que estés bien pero a veces puede ocurrir que no saben bien cómo ayudar en estos casos así que sé claro/a a la hora de expresar lo que necesitas y acepta el sostén que te ofrecen para sosegar el dolor y salir adelante con más refuerzos. Así que es importante hablar de la ruptura, sobre todo cuando es algo reciente porque compartirlo se convierte en algo terapéutico. Pero ojo si este tema sigue siendo algo central a pesar del paso de los meses, en ese caso es importante que intentes que no abarque todo el terreno de tus conversaciones.
RECOMENDACIÓN PARA ACOMPAÑAR EL POST:
Película: Blue Valentine
Canción: Luciérnaga en el suelo (Maria Rodés)